jueves, 14 de octubre de 2010


Creo que es comos jugar a la ruleta.Vas apostando,a según que números,y después,a dejarlo todo un poco en manos del azar.Son los hilos invisbles de las manos del destino

Temor


Hay cosas a las que no quieres enfrentarte,no es que no puedas,es que no quieres.El temor te sucede por dentro.Sientes que tienes un asunto pendiente,algo que está ahí,esperándote.Lodejas para mañana,para el siguiente ,y te vas dando excusas.Pero las excusas se acaban y lo que sientes te reclama.Te busca,te cerca,observa tus movimientos y descree tus excusas.te espera.Hasta que en el laberinto que es a veces te cabeza,entre los mpulsos del carazón por latir,ahí,te mira a los ojos y te sienta.

Por qué


Yo soy una gran aficionada al juego del por qué. Con estos ojos curiosos de niña eterna, de mujer que tiene heridas en los sueños. ¿Todo tiene un por qué? A veces, me he preguntado ¿por qué me pasa esto? y es que al fin y al cabo, todos buscamos consuelo en lo que acontece y no entendemos, como si quisiéramos robarle al tiempo su paciencia… y es que este señor, siempre acaba dando respuestas, pero cuando a él le apetece, o quizá cuando estás preparado para saber…

martes, 10 de agosto de 2010

Ya aposté por las fichas caídas de tu dominó.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Y después de tus ojos, silencio


Quiero saber muchas cosas. Muchas. Por qué tú. Por qué ahora. Por qué de esta manera. Por qué en estas circustancias. Si eres capaz de mirarme a los ojos. Si te arrepientes. O te has arrepentido. Si vas a volver. Qué haré si no lo haces. Si esperabas que sucediera. Si lo sientes. Si piensas que quizás sea un error. Si puedes hablarme. Más alto. O más claro. El número exacto de veces que respiras por minuto. A cuánta gente hay que sobornar para tocarte. A cuánta gente hay que robar para tenerte. Cuántos pisos tengo que subir para besarte. Por qué no dices nada. Si esto va a sentar un precedente. Si lo puedo repetir. Si nunca debería haberlo hecho. Si me puedes. Si te puedo. Por qué hace tanto tiempo que no bajo la guardia. Qué te importa más de todo esto. Si tienes el poder de hacerme daño. Si sabes matarme. Si sabes confesarme algo sin mentir. Si querías llegar a este punto conmigo. Si puedes hacerlo. Si debes. A cuántas les habrás dicho lo mismo. Si tienes miedo. Si quieres miedo. Si podríamos llegar a superarlo. Si confías en mí. Si te importo. Adónde guardas esa sonrisa cuando callas. Por qué todavía no has llorado. Qué pasará si no es lo que pensábamos. Que pensaré si no es lo que tocaba. Si esto es tan solo un juego. Por qué sufro. Por qué tiemblo. Por qué te echo de menos. Por qué nunca me marcho. Por qué tengo tanto miedo. Por qué siento escalofríos. Por qué seguimos esperando. Si puede que no haya sido lo oportuno. Si lo he estropeado. Por qué he aguantado tanto. A cuántos decibelios equivalen tus suspiros. La distancia que existe entre tus manos y mi frío. Las horas que van a pasar hasta volver a verte. El número de días y noches que he tenido que esperar para tenerte así de cerca. Cómo te digo todo esto. Por qué no sé cómo explicarlo. Por qué tu silencio. Cómo entender tu corazón. Cómo entender el mío.

The tools of writing


Me gusta ver a una persona escribir, perderme en la punta de su bolígrafo y observar detenidamente los trazos de las letras, las curvas, la suavidad o la fuerza con que las hace. Me gusta fijar mi vista en cómo entrelaza las letras hasta formar una palabra… y cómo entrelaza las palabras hasta formar un texto. También me gusta saber si esa persona relee lo escrito una y otra vez, o si solo lee cuando ha terminado. Apreciar el movimiento de su muñeca, si se deja llevar lentamente o si por el contrario, escribe deprisa. Una vez, leí en algún sitio que la forma de escribir dice mucho de una persona, de su carácter, del estado de ánimo en que se encuentra, de su personalidad… en realidad todas las letras, palabras y enunciados que formulamos, esconden detrás los sentimientos más profundos. Hoy no se trataba de sentimientos, aún así espero no haber roto ningún compromiso con mis palabras…

domingo, 1 de agosto de 2010

Confusión


No tengo pies... no me los veo, no me los siento... debe ser por la velocidad. Es como si anoche me hubiesen metido en un acelerador de partículas y me hubiera convertido en una subpartícula: un fermión, un hadrón, un bosón, un positrón... Voy avanzando a toda velocidad, rebotando en las paredes de un "cacharro", que bien podia ser considerado ciencia ficción... y es que no hay mayor ciencia ficción que la propia realidad. Todo va tan deprisa... mi mundo gira sin avisar, reboto sin saber, me acelero sin poder y me confundo sin querer.

Hoy quiero aprender




Alguien me enseñó una vez que madurar significa conocerse a uno mismo, en su totalidad. Madurar es experimentar, sufrir, sentir, llorar. Analizar los pasos dados. Conocer donde están las limitaciones. Entender al ser humano. Saber reconocer errores, y además cambiarlos. Aprender del día a día, de las situaciones, de las relaciones con los demás. Saber encajar virtudes y defectos. Conseguir el equilibrio entre seguridad y humildad. Dejar ver tus sentimientos más profundos. Saber contar hasta 10…
Siempre creí conocerme a la perfección, pero hoy me he dado cuenta de que estoy a años luz de madurar por completo. Aún así, tengo que decir, que últimamente no hay día en que no aprenda algo nuevo.
Gracias, una vez más, por ser tú el que mueve mis hilos.


Eres ese titiritero que meneja los hilos de mi mente a su antojo, que convierte en un continuo tropiezo mi andar.

Eres un guionista frío y calculador que intentas escribir cada historia que compone mi enrevesada vida, haciendo de esta un completo sin sentido.

Eres como un ingeniero que me traza un camino absurdo y sin fin,olvidándose de tenderme puentes cuando me encuentro con algún abismo invencible.

Eres ese arquitecto que ignora a veces el peso que tienen que soportar los frágile cimientos que me sujetan y que en diversas ocasiones contienen mi derrumbe.

Eres , y solo tú , ese cirujano que deja en mí mil descosidos por donde se me escapa el alma,por donde me entra el frío..

lunes, 26 de julio de 2010

Decisiones

Pude ver la vida como una especie de laberinto que hay que atravesar. En definitiva, vivir es eso, elegir un camino u otro e ir avanzando considerando tanto las oportunidades que se nos ofrece como las consecuencias que conlleva tomarlas o dejarlas pasar.
De errores se aprende, dicen. Siendo sincera, no conozco a ninguna persona que no haya hecho las cosas mal al menos una vez en su vida. Tomar decisiones implica correr ciertos riesgos y correr ciertos riesgos implica (a veces) equivocarse.
Sin embargo, un error nos aporta mucho más que el hecho de no habernos equivocado nunca. ¿Por qué? ¿Será que el precio a pagar uno de nuestros errores es menor que el arrepentimiento de no haberlo intentado nunca? ¿Será que las palabras “perdón” y “lo siento” se inventaron para contemplar esas equivocaciones? ¿Será que el hecho de ser humanos nos permite el lujo de “actuar mal” de vez en cuando?No lo sé. Mi corta edad no entiende mucho de errores a pesar de haber cometido ya un número bastante elevado de ellos. Lo que sí sabe, y con certeza además, es que arriesgar es ganar de una forma u otra, sea cual sea el resultado.Pensándolo bien, estoy corriendo el riesgo de quererte y perderte a la vez. Incompatibles, ¿eh? En un tiempo más o menos lejano puede ser que me arrepienta de una de las dos (¡¡o incluso de las dos!!) pero me imagino cómo me sentiría si hubiera dicho que no a todo esto. ¿Y sabes? Es algo que no se lo deseo a nadie.
Ahí lo dejo...

2 = 1 + 1


Aquella noche los vi. Intuí algo más que palabras y por qué no… algo más que caricias. Consiguieron hacer de esa noche un mapa lleno de sensaciones, un recuerdo al que recurrir en sus días grises.Lo conseguiste.Lo conseguí.Lo conseguimos.
Ambos se miraban manteniendo esa línea ficticia existente entre sus ojos. Mientras tanto, mordían débilmente sus labios humedeciéndolos adelantándose a un posible beso. Seguían clavándose sus pupilas y de repente noté cierta cercanía en sus caras. Aquí está: se besaron.
Me centré en ella y me pregunté por qué seguía poniéndose nerviosa en momentos como éste. Le devolvió el beso… más largo, más profundo. Su cuerpo dejó de pertenecerle, era él quien (ahora) la dominaba, quien manejaba todo este escenario con un fin claro: hacerlo mágico y especial.
Apagaron los móviles. Se quitaron el reloj. Encendieron una luz débil, casi invisible y… [NADA MÁS QUE OBJETAR]

Tú, mi montaña rusa


El día que subí a aquella atracción no pensé sus consecuencias. Sólo veía en ella una montaña rusa de ojos azules que no paraba de sonreírme de una manera especial. Era esa manera de sonreír la que me empujó a subir. ¿Cómo iba yo a pensar que esos ojos tan bonitos me traerían un continuo dolor de cabeza? Resaca de buenos momentos, dicen. O de momentos no tan buenos… no hace mucho bajé de esa montaña rusa tras haber superado mi vértigo, mi miedo, curvas de todo tipo, turbulencias, caídas vertiginosas… y aquí estoy vomitando el corazón por la boca.
Podría mentir y decir que fue el mejor trayecto de mi vida. Pero no, mañana o cuando se me pase esta extraña resaca, me voy a otra atracción, aunque no tenga los ojos azules, aunque no me sonría de esa manera. Ya verás.

Te elegí


Elegí quererte y todas las consecuencias que eso conlleva. Elegí que tú fueses la persona que llenase mis días de sonrisa. Elegí que tu olor era el que mejor le venía a mis sábanas. Elegí que me comieras a besos. Elegí también tu voz al otro lado del teléfono. Elegí que llorar por ti de vez en cuando no estaba mal. Elegí creerme tus verdades y creerme a medias tus mentiras. Elegí que no quería otros abrazos, que no quería otras manos agarradas a las mías, que no quería ver por la mañana otra cara que no fuese la tuya. Elegí nuestro mes del año y nuestro día del mes. Elegí que tu fueras mi locura y mi cordura. Elegí llenar el silencio de la noche de nuestra risa. Elegí las idas y venidas, las despedidas. Elegí la impotencia, la incertidumbre y tu impredecibilidad. Elegí el miedo a fallar y los impulsos. Elegí las miradas. Elegí temblar. Elegí hacerme adicta a tus palabras, al corte de tu voz. Elegí perdernos debajo de cualquier edredón, y tu respiración en mi oreja derecha. Elegí estremecerme sola y únicamente con tus caricias. Elegí no ponernos límite. Elegí el sabor agridulce de las discursiones que acababan en abrazo. Elegí conservar intacto cada momento, y dejar huella de lo que algún día fue. Elegí que mi mayor hobbie era verte dormir. Elegí no callarme nada. Elegí darte todo. Elegí hablar de nosotros cuando hablaba de ti. Elegí derrumbarme cuando ya no aguantaba más. Elegí ser fuerte sin la ayuda de ningún tipo de coraza y luchar por un solo motivo. Elegí darte todas mis oportunidades. Elegí quedarme con tus manías, tus defectos y tus carencias. Elegí encontrarte en lugares donde nunca estarías… incluso elegí seguir queriéndote aún cuando ya no estabas.

Elegí arriesgar. Y no me arrepiento.

What's your secret?


Intentando descifrar todo aquello que desde hace unos días invade mi mente. Tratando de descubrir quién eres y quién pretendes ser. Reflexionando sobre qué me pasa, qué está pasando, qué puede pasar o qué no debería haber pasado...

He said he loved me all the time


Me llevé una cámara oculta a aquel recóndito lugar con fin de buscar respuesta a muchas de las preguntas que me hacía. Por ejemplo: ¿qué precio tiene el cariño? ¿Qué precio tiene el amor? ¿Cómo se paga el espacio? ¿Y el tiempo? ¿Qué precio tienen los besos? ¿Y los abrazos? ¿Y las caricias? Pero la más importante de todas: ¿estaba él cometiendo un delito? ¿Podría ser ella considerada su cómplice por saber que aquello estaba mal y no tomar cartas en el asunto? ¿Tendrían que pagar una condena a largo plazo por el daño causado? ¿O su historia pasaría al olvido sin tener ningún tipo de repercusión en sus vidas? Como diría él, “who knows”. Sin embargo, algo me decía que querían estar juntos, costara lo que costase. Lo notaba en el brillo de sus ojos, en la forma de mirarse, en las caricias que mutuamente se hacían, en las palabras que pronunciaban. Eran píldoras de cariño comprimido en un espacio de tiempo robado a traición. Puede que esté mal, de hecho, saben (sabemos) que está mal, pero… ¿qué culpa tienen ellos de quererse tanto?