martes, 10 de agosto de 2010

Ya aposté por las fichas caídas de tu dominó.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Y después de tus ojos, silencio


Quiero saber muchas cosas. Muchas. Por qué tú. Por qué ahora. Por qué de esta manera. Por qué en estas circustancias. Si eres capaz de mirarme a los ojos. Si te arrepientes. O te has arrepentido. Si vas a volver. Qué haré si no lo haces. Si esperabas que sucediera. Si lo sientes. Si piensas que quizás sea un error. Si puedes hablarme. Más alto. O más claro. El número exacto de veces que respiras por minuto. A cuánta gente hay que sobornar para tocarte. A cuánta gente hay que robar para tenerte. Cuántos pisos tengo que subir para besarte. Por qué no dices nada. Si esto va a sentar un precedente. Si lo puedo repetir. Si nunca debería haberlo hecho. Si me puedes. Si te puedo. Por qué hace tanto tiempo que no bajo la guardia. Qué te importa más de todo esto. Si tienes el poder de hacerme daño. Si sabes matarme. Si sabes confesarme algo sin mentir. Si querías llegar a este punto conmigo. Si puedes hacerlo. Si debes. A cuántas les habrás dicho lo mismo. Si tienes miedo. Si quieres miedo. Si podríamos llegar a superarlo. Si confías en mí. Si te importo. Adónde guardas esa sonrisa cuando callas. Por qué todavía no has llorado. Qué pasará si no es lo que pensábamos. Que pensaré si no es lo que tocaba. Si esto es tan solo un juego. Por qué sufro. Por qué tiemblo. Por qué te echo de menos. Por qué nunca me marcho. Por qué tengo tanto miedo. Por qué siento escalofríos. Por qué seguimos esperando. Si puede que no haya sido lo oportuno. Si lo he estropeado. Por qué he aguantado tanto. A cuántos decibelios equivalen tus suspiros. La distancia que existe entre tus manos y mi frío. Las horas que van a pasar hasta volver a verte. El número de días y noches que he tenido que esperar para tenerte así de cerca. Cómo te digo todo esto. Por qué no sé cómo explicarlo. Por qué tu silencio. Cómo entender tu corazón. Cómo entender el mío.

The tools of writing


Me gusta ver a una persona escribir, perderme en la punta de su bolígrafo y observar detenidamente los trazos de las letras, las curvas, la suavidad o la fuerza con que las hace. Me gusta fijar mi vista en cómo entrelaza las letras hasta formar una palabra… y cómo entrelaza las palabras hasta formar un texto. También me gusta saber si esa persona relee lo escrito una y otra vez, o si solo lee cuando ha terminado. Apreciar el movimiento de su muñeca, si se deja llevar lentamente o si por el contrario, escribe deprisa. Una vez, leí en algún sitio que la forma de escribir dice mucho de una persona, de su carácter, del estado de ánimo en que se encuentra, de su personalidad… en realidad todas las letras, palabras y enunciados que formulamos, esconden detrás los sentimientos más profundos. Hoy no se trataba de sentimientos, aún así espero no haber roto ningún compromiso con mis palabras…

domingo, 1 de agosto de 2010

Confusión


No tengo pies... no me los veo, no me los siento... debe ser por la velocidad. Es como si anoche me hubiesen metido en un acelerador de partículas y me hubiera convertido en una subpartícula: un fermión, un hadrón, un bosón, un positrón... Voy avanzando a toda velocidad, rebotando en las paredes de un "cacharro", que bien podia ser considerado ciencia ficción... y es que no hay mayor ciencia ficción que la propia realidad. Todo va tan deprisa... mi mundo gira sin avisar, reboto sin saber, me acelero sin poder y me confundo sin querer.

Hoy quiero aprender




Alguien me enseñó una vez que madurar significa conocerse a uno mismo, en su totalidad. Madurar es experimentar, sufrir, sentir, llorar. Analizar los pasos dados. Conocer donde están las limitaciones. Entender al ser humano. Saber reconocer errores, y además cambiarlos. Aprender del día a día, de las situaciones, de las relaciones con los demás. Saber encajar virtudes y defectos. Conseguir el equilibrio entre seguridad y humildad. Dejar ver tus sentimientos más profundos. Saber contar hasta 10…
Siempre creí conocerme a la perfección, pero hoy me he dado cuenta de que estoy a años luz de madurar por completo. Aún así, tengo que decir, que últimamente no hay día en que no aprenda algo nuevo.
Gracias, una vez más, por ser tú el que mueve mis hilos.


Eres ese titiritero que meneja los hilos de mi mente a su antojo, que convierte en un continuo tropiezo mi andar.

Eres un guionista frío y calculador que intentas escribir cada historia que compone mi enrevesada vida, haciendo de esta un completo sin sentido.

Eres como un ingeniero que me traza un camino absurdo y sin fin,olvidándose de tenderme puentes cuando me encuentro con algún abismo invencible.

Eres ese arquitecto que ignora a veces el peso que tienen que soportar los frágile cimientos que me sujetan y que en diversas ocasiones contienen mi derrumbe.

Eres , y solo tú , ese cirujano que deja en mí mil descosidos por donde se me escapa el alma,por donde me entra el frío..